lunes, 21 de abril de 2014

¡Invasión!



Rodrigo estaba furioso, iba de un lado al otro del módulo lunar donde vivía con su hijo, revolviendo el interior de los cajones. Los vaciaba sobre el piso en busca de algo que no aparecía. Hernán, su hijo, lo miraba desde una distancia prudente sin saber muy bien que hacer, ya que nunca antes había visto a su padre tan enojado.
-Ahí estás, hijo. Vení, dame una mano. Necesito que revises la cajonera que está debajo del Holovisor. Estoy buscando un documento muy importante, es un contrato que dice Federación Intergaláctica de Planetas.-
Sin perder ni un segundo Hernán obedeció a su padre y se dispuso a revisar papel por papel donde Rodrigo le había indicado. Mientras tanto, éste seguía buscando frenéticamente por el resto del módulo.
 -¿Por qué hay que encontrar eso papá?- Preguntó Hernán mientras revisaba un pila de hojas.
 –Porque es importante- Respondió su padre sin levantar la cabeza.
 -¿Y por qué es importante? Retrucó Hernán.
 –Bueno, porque... es difícil de explicar, cosas legales… ¿viste?- E intentó cambiar de tema esperando que su hijo se olvide de la pregunta y vuelva a la búsqueda, pero eso no fue suficiente para calmar la curiosidad de Hernán, que veía toda esa situación con extrañeza, como si fuese un juego más.
–Bueno, mirá, el tema es así. Hace un par de semanas hice un trabajo para la Federación. ¿Te acordás que me fui por unos días?
-Si, me acuerdo-
-Bueno, el trabajo, según me habían dicho, era llevar un cargamento al Planeta P, en la otra punta de la galaxia. El dinero era bueno, y las otras veces que había trabajado para ellos había salido todo bien, así que acepté. Yo sabía que la Federación Intergaláctica de Planetas estaba teniendo problemas con algunos planetas deshabitados del extremo galáctico y cuando les pregunté, me dijeron que el cargamento era de provisiones para los operarios. Pero cuando llegué allá descubrí que nada era como me habían dicho. Primero, el Planeta P no estaba deshabitado, sino que moraban ahí unas criaturas monstruosas, especie de insectos gigantes, amarillos con rayas negras, de varios metros de altura, con patas filosas y bocas con tenazas prensiles. Eran millones, se movían en grupos gigantescos. Unos sobre otros, arremolinados siguiendo el rastro de mi nave. Chillando para avisar a los otros insectos hacía donde me dirigía.
Al acercarme al punto de entrega, vi que el lugar era un fuerte militar improvisado, completamente rodeado por esas horrendas criaturas que intentaban una y otra vez, sortear las defensas del lugar y tomarlo por asalto. Finalmente, al descender en el helipuerto, descubrí que no eran operarios los que allí se encontraban sino soldados. Parece que la Federación estaba invadiendo todo ese sector poco explorado de la galaxia y se había encontrado con la fauna local dispuesta a resistir. Para colmo, lo que estaba llevando no eran provisiones, sino armas. Ni bien descendí, en lugar de realizar la descarga, todo el personal de la base se subió a la nave y me pidieron por favor que los sacara de ahí. Mientras nos íbamos pude ver como las defensas de la base fallaban y las hordas de insectos gigantes tomaban el lugar, devastándolo.
Nunca me había sentido peor en mi vida, me habían engañado como nunca antes. De haberlo sabido, nunca hubiese aceptado ese trabajo. Mintieron porque nadie hubiese aceptado ese trabajo sabiendo que ellos eran los invasores. Para colmo, hace un rato me llamaron los abogados de la Federación intimándome a pagarles por haber incumplido el contrato y ayudar a desertar a sus soldados ¡Dicen que soy yo el culpable de que hayan perdido la base! ¡Que ridículos por favor!-.
Mientras Rodrigo terminaba de desahogarse, Hernán miró debajo de un álbum de fotos y encontró el documento que su padre tan desesperadamente buscaba. Lo levantó a la altura de su rostro con expresión ganadora y sin decir palabra se lo dio. Rápidamente Rodrigo buscó entre las hojas.
– ¡Acá está! Artículo 765.324f... “Planeta deshabitado”... “Personal civil” y está firmado por el reclutador en jefe.-
-¿Y eso que quiere decir?- Preguntó Hernán desconcertado.
–Eso quiere decir que a la Federación Intergaláctica de Planetas se le terminaron las mentiras-.

2 comentarios:

  1. Discrepo, che!
    Las mentiras nunca se acaban.

    Saludos

    J.

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  2. Solo nos queda desear que, aunque sea en el futuro, las mentiras tengan patas cortas.

    Gracias por comentar

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