miércoles, 1 de agosto de 2018

Los búhos - Escritor invitado: Marcelo Di Stasio Ilustradora invitada: Marina Grenier

Galaxia: Antante
Planeta: Soidem (2.121.138/1) (1.4M)
Objeto: Nota manuscrita

   La segunda imprenta fue vista como la más grande esperanza contra la desigualdad. La corporación Aethan logró comprimir cantidades masivas de texto en unidades de lectura interiorizada —abreviadas como uli— que el cerebro podía procesar y apropiarse. Su irrupción en el mercado soidemiano desplazó a los hololibros y se caracterizó por una pronta jerarquización: los llamados “altos conocimientos” eran verídicos, comprobables y funcionales, siendo Aethan su principal respaldo. Por otro lado, los “conocimientos bajos” pertenecían a géneros novelescos, manuales y lenguas muertas. Cuando la brecha económica que permitía el acceso a los ulis de alto nivel se hizo evidente, se creó entonces un ULI Básico que daba la posibilidad a los menos afortunados de adquirir la suficiente información como para vivir en sociedad con algo de entendimiento técnico.
   Tres años después aparecieron Los Búhos: un grupo subversivo comandado por Prometh, quien acusaba al fundador de Aethan de haber adulterado los textos originales con fines económicos. Cientos de búhos salieron a las calles enmascarados repartiendo ulis de alto conocimiento robados para que todos pudieran comprobarlo. Se encontraron así líneas omitidas, palabras cambiadas y finales distintos en millones de obras. Aethan se defendió acusándolos de haber tergiversado los ulis con fines anarquistas.
   Las tropas del orden compradas por Aethan comenzaron una caza de búhos donde eran detenidos, encarcelados o desaparecidos. Las canciones revolucionarias y el arte callejero se enfrentaron a diario con las fuerzas que buscaban contenerlos, pero el uso estúpido de la violencia solo alimentaba más a los búhos, que crecían en partidarios como una mancha negra expandiéndose en la sociedad. Todo concluyó con la captura y exposición de Prometh: era hijo del fundador de Aethan, siempre tuvo acceso a la producción, distribución y redacción de ulis avalados por la corporación. 
   Antes de ser juzgado por el Consejo Interestelar, su holograma temblando conmovió a la galaxia. La revolución que había empezado en Soidem tenía la cara pálida, cansada. Los dedos flacos tamborileaban sobre una mesa mientras ordenaba, casi sin voz, la rápida disolución de los búhos restantes. Lo que los poseedores de altos conocimientos interpretaron como cobardía y patetismo, escondía el último golpe de Prometh. Había transmitido, en vivo, coordenadas a un sinfín de poseedores de ulis de bajo conocimiento a través de una lengua muerta: el morse. 
   Dos meses después, los encontré. Miles de personas con máscaras de búhos colgando en su cuello se escondían entre ruinas y cuevas en un desierto. Debajo había túneles interconectados que conducían a una ciudad subterránea con la más inmensa fortaleza de conocimiento que se haya construido en la galaxia, kilómetros y kilómetros de ladrillos de colores que envolvían los textos originales. Los búhos tenemos nuevas alas.

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