Recuerdo particularmente las puertas del lugar
al entrar: eran enormes, parecían ser tan grandes como un edifico entero, y sentí
una vibración muy fuerte al cerrarse a nuestras espaldas. Al poco tiempo nos
llevaron a una cámara donde estuvimos con otras familias terrícolas y muchos
refugiados de otros lugares del sistema solar. Había muchos venusinos, y
algunos saturninos y mercurianos. También había unos pocos neptunianos que no
eran muy bien vistos porque corría el rumor de que habían sido los causantes del
apagón solar.
Con
mi familia nos habíamos hecho amigos de unos saturninos que conocía el abuelo
de sus años como vendedor galáctico. Yo pasaba el tiempo con sus hijos, pero
con el tiempo me terminaron aburriendo porque a los chicos saturninos no les
gusta mucho jugar, solo les gusta la matemática y únicamente hablan en
ecuaciones.
Recuerdo
muy bien el momento en que partieron, sincronizadas desde la tierra y Marte, las
naves para volver a encender el Sol. Todos los refugiados nos habíamos juntado
a mirar las pantallas que mostraban el progreso de la misión. En ese momento pude
ver cómo una familia de neptunianos se alejaba de la pantalla de transmisión. Dejé
la muchedumbre para seguirlos y vi como se reunían alrededor de una niña
recostada. Era hermosa y estaba dormida, rodeada por sus familiares que la
peinaban y arreglaban. Eran muy sencillos en sus modales y usaban vestimenta
muy simple. Parecían tristes, mientras que la niña mostraba una calma solemne; debía
ser un sueño muy profundo en el que se encontraba sumida. En ese momento se me acercó
un venusino y me contó la razón de esa reunión: la niña había quedado dormida justo
en el mismo momento en que el Sol había comenzado a apagarse, y no hubo ningún tratamiento
capaz de despertarla. Entonces la niña movió sus ojos aún cerrados y todos los
neptunianos a su alrededor se sobresaltaron, era lo primero que hacía en mucho
tiempo. Poco después comenzó a agitarse en su sueño, a mover la cabeza de un
lado a otro y a acomodarse en la cama como preparándose para despertar. Al
mismo tiempo, comenzó a escucharse un murmullo desde el sector de la pantalla
transmisora: la gente estaba viendo algo, algunos rezaban, otros comenzaron a
suspirar.
En el momento mismo en que la niña despertó y
abrió los ojos, la gente estalló en aplausos y cantos de alegría. Pocos minutos
después de haber partido la misión conjunta Tierra-Marte, cuando las naves aún
no habían llegado ni a lo que había sido la órbita de Mercurio, el Sol, sin ningún
motivo ni aviso, volvió a prenderse.
Mientras
tus abuelos me agarraban de los brazos y me llevaban de regreso a nuestra casa,
pude ver como la niña se sentaba en su cama y les decía a sus padres que había
tenido un sueño muy extraño."
- ¿Y que pasó con los otros planetas? ¿Volvieron
a sus órbitas?-
-Sí, hijo, pero esa es otra historia...-
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